Deberíamos quedarnos con ese concepto, de que la felicidad no es algo por lo que hay que esperar, a la felicidad hay que salir a buscarla.
Por esto, nada debería impedirnos hacer lo que nos gusta. Nadie debería interferir en lo que pensamos o decimos. Después de todo, cada uno trata de buscarle la salida a este laberinto, como puede, como sabe, como le enseñaron. Porque la felicidad no tiene una medida universal. Cada uno sabe donde encontrar su plenitud. Y esto nos diferencia. Muchas veces genera discordia o asimetría. Pero la vida, también es eso. Es la falta de simetría entre unos y otros, que, a la vez nos complementa y genera más vida

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