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lunes, 21 de diciembre de 2015

Recorrido final. 17.30pm.

Es lógico que llegue fin de año, y todos nos pongamos a hacer un balance de las cosas que nos pasaron en estos 365 días. Las cosas buenas y las no tan buenas.
Por eso, creo que la situación amerita a que yo haga el mio.
Este año, más que cualquier otra cosa aprendí demasiado. Aprendí que no se vive de rencores. Aprendí que donde le ponga esfuerzo, pasión y ganas siempre voy a salir ganando, aunque los resultados no sean del todo alentadores. Aprendí también que dar la posibilidad a escuchar lo que el otro tiene para decir, nos hace eternos, nos guarda un lugar en lo más alto de nosotros mismos. Aprendí a dejarme soñar y a no esperar tanto de mí misma, porque sería perder tiempo en algo que no vale la pena, quitandome la posibilidad de disfrutar el hoy, el ahora. Aprendí a no tener miedo de decir "te amo" por quien de verdad lo siento. Aprendí a hacerme más auténtica, más real. Aunque detesto fallar y cometer errores, creo que es lo único que nos mantiene vivos. El hecho de poner todo de nosotros para mejorarnos, para hacerle bien a los demás, para ser felices.
En estas fiestas deseo desde lo más profundo de mi ser que ames,
como me dijo una vez una persona que quiero mucho, que te rodees de personas grandes como vos, personas que te inspiren evolución, mejora y sabiduría, evitando siempre las zonas de confort, porque el hierro se afila con el hierro.
Felices fiestas.









jueves, 18 de junio de 2015

père

père, en francés, "papá"

Te acordas del "Al primero que miraste a los ojos fue a mi cuando naciste", que me decías cuando era chica? Yo sí. Me lo decías tan seguido que hiciste que una parte de mi guardara esa frase para siempre. Y cada vez que se me pasa por la cabeza recuerdo, con algo de nostalgia lo compañeros que éramos. Entiendo que crecí, que me despegué. Pero siempre queda ese pequeño nudo en la garganta que se encarga de remover los recuerdos y traerlos al presente.
La distancia es difícil. En su momento fue hasta problemática. Porque duele. Duele acostumbrarse a los cambios. Cuesta aceptar las consecuencias que generan. No se puede ver con claridad. Oprime, molesta, presiona. Pero vamos a estar bien. Al menos me quiero mentalizar en que le vamos a encontrar la vuelta algún día.
Después de todo, hay una cosa de la que estoy muy segura, y es que estoy dispuesta a hacer hasta lo imposible por resguardar este vínculo que conservamos hace tanto tiempo. Este código íntimo entre vos y yo. Este lenguaje que creamos solo nosotros dos entre padre - hija. Y solo por el hecho de que te necesito. Que fuiste, sos y seras el respaldo donde pueda decaer, derrapar y fallar, sabiendo que siempre vas a estar. 
Soy muy afortunada del papá que me tocó. Mas allá de todo, me das lo mejor que se le puede dar a un hijo. AMOR. Y si hay algo que tengo que agradecerte, tanto a vos como a mamá, es como me criaron. Con la libertad de elegir, de opinar, de diferir y hasta discutir. De formar mi carácter, independiente y, de alguna forma, fuerte y sensible a la vez. 
Sos una gran persona, y me enorgullece decir que sos mi papá. Porque tenes el corazón mas noble que nunca antes conocí. 
Todo lo demás, aquello de lo que me encargué de hacertelo saber, de mala forma o enojada, fue, de algún modo lo que me ayudó a avanzar y dejar atrás todo tipo de rencor. Fue el descargo que una adolescente de 13 años, en su momento, necesitó, para no quedar atrapada en el silencio de una mente que tenía mucho para decir. Por esto, también te agradezco que me hayas dejado hacer catarsis con vos. Por que no imagino que hubiese sido de mi, si no hubiese largado todo lo que quería o, en ese momento se me daba por decirte. Agradezco tu paciencia y tu esfuerzo por tratar de deducirme o entenderme.
Espero que nunca dudes de que te amo infinitamente y de que por más altibajos que pasemos siempre es mejor juntos y presentes, de forma que la distancia sea siempre distancia, y no se transforme en ausencia.
Feliz Día.
Lucía. 
21/06/2015